Los empresarios dudan de la convocatoria presidencial al diálogo, tras los resultados del domingo
15-11-2021
Al igual que el escenario post PASO, cuando advirtieron que los resultados electorales anticipaban una radicalización de las medidas populistas kirchneristas, los empresarios entienden que tras los comicios de este domingo 14 de noviembre quedará la incertidumbre de saber quién gobernará a partir de este lunes.
Un dato importante a la hora de saber si la convocatoria al diálogo lanzada por el presidente Alberto Fernández unificará el criterio de todo el Gobierno o será sólo una expresión de deseo no compartida por el sector que lidera la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Es decir, para los hombres de negocios será fundamental conocer si el llamado presidencial se genera a partir de una posición de fortaleza o de debilidad del ala más moderado de la alianza del Frente de Todos. En especial, porque consideran que la menor brecha electoral lograda por el oficialismo en la provincia de Buenos Aires se debe a la movilización del aparato político que depende de los intendentes, quienes jugaron a favor del Presidente a diferencia de la quietud que mostraron durante las PASO.
Por eso entienden que no es lo mismo un escenario que el otro para saber si de verdad habrá espacio para que el Gobierno cambie de rumbo y adopte algunas de las medidas que desde el sector corporativo se vienen reclamando para mejorar el incierto panorama económico de la Argentina.
Los hombres de negocios consultados por iProfesional también están convencidos de que a partir de este lunes 15 de noviembre el Gobierno deberá comprender el mal humor expresado en las urnas y tendrá que cambiar un estilo de gestión que beneficia a sectores cercanos al poder pero que deja de lado al resto de la sociedad.
Entienden también que el mensaje de las urnas es claro: una sociedad acelerada, enojada, distante de la política tradicional que disparó el estallido interno en el Gobierno y que pide que la dirección de la política oficial ya no sea potestad de la chapa K sino de un consenso con otra fuerzas políticas, gremios y el sector de la producción.
De todos modos, la cautela es la palabra más utilizada, en especial entre los ejecutivos que manejan las filiales locales de las principales multinacionales, donde el juego presidencial de "decir una cosa y hacer otra" frena la credibilidad en el país, al igual que las dudas sobre el rol que tendrá la vicepresidenta Cristina Kirchner durante los próximos dos años de gestión.
"Siempre estamos dispuestos a dialogar porque como argentinos queremos que al país le vaya bien, pero el mensaje a nuestras casas matrices es todavía de dudas sobre las políticas que vendrán despejado ya el panorama electoral", aseguran en una de las mayores automotrices extranjeras.
El mismo planteo se deja trascender desde una multinacional alimenticia, donde están dispuestos a mantener diálogo con el Gobierno, pero pretenden seguridad para que el consenso que se pueda alcanzar no sea borrado por el codo del brazo más radicalizado de la alianza oficialista.
Es decir, quieren saber qué nivel de poder mantendrá CFK ya que, admiten, es quien todavía mantiene el mayor caudal de votos del Frente de Todos, mientras que tienen reparos sobre el verdadero margen de maniobra que tendrán tanto el propio Jefe de Estado como Sergio Massa, la tercer pata de la alianza oficialista.
"Todo muy bien con la convocatoria, pero todavía no está claro quién manda en el país", argumentan desde un grupo extranjero con fuerte presencia en la industria metalúrgica, donde consideran que todavía no hay garantías de que las promesas de cambiar el rumbo se conviertan en un hecho concreto.
Alberto Fernández dijo que "en esta nueva etapa debemos priorizar los acuerdos nacionales"Lo que marcan desde este holding es que no existe credibilidad suficiente para considerar que el diálogo al que apuesta el Gobierno no termine por defraudar las esperanzas del empresariado local, tal como ya viene ocurriendo.
Igualmente, aseguran que los resultados de las urnas muestran un freno a las intenciones ideológicas del kirchnerismo para profundizar un modelo progresista cercano a escenarios como los que se viven en Venezuela. Pero saben también que no se modificará la actual hoja de ruta como para que la Argentina se parezca a Alemania.
Por eso, todavía descreen que a partir de este lunes existan modificaciones abruptas en ciertas medidas que trazan el rumbo ideológico de la coalición gobernante y que se nutren de las usinas ultra kirchneristas.
Sin embargo, reclaman que se pongan en marcha mecanismos claros para acordar de una vez con el FMI; buscar un plan de salida a los congelamientos de precios y servicios y encontrar una fórmula que reduzca drásticamente la inflación y genere las condiciones adecuadas para el regreso de los capitales internacionales.
En especial porque "el día después" dirá que la inflación seguirá estando en el orden del 50%; la pobreza en torno al 40%; el dólar blue con promesa de más remontada; el Banco Central cada vez con menos reservas, el consumo estancado y las empresas con incertidumbre a la hora de planificar los negocios para los próximos años.
"Necesitamos aprender del pasado para pensar en una Argentina como país industrializado, con más inversión, más empleo, mayor formalidad y con un sistema tributario que incluya a todos", razonó Daniel Funes de Rioja, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA).
El también titular de la Copal, la cámara que agrupa a las empresas alimenticias, celebra la disposición al diálogo mostrada por el Presidente "ya que la situación de la Argentina obliga a buscar este consenso y nosotros, como empresarios queremos dialogar, construir, dar nuestro punto de vista sobre el respeto a las reglas de juego".
En tanto, el abogado especializado en derecho laboral, Julián de Diego, advirtió que "la nueva composición de ambas cámaras obligará al Poder Ejecutivo a negociar nuevas herramientas para el desarrollo, en materia de subsidios, educación informática, seguridad, así como una reforma integral del Estado y una reforma fiscal integral".
"Espert, Milei y los núcleos neoliberales, como Manes o Juez en Córdoba, serán muy operativos porque van por más", agregó.
Vocación incondicionalDesde el sector de la construcción también defienden el rol del empresariado para generar consensos, tal como asegura Alejandro Ginevra, titular de GNV Group y d la Cámara de Servicios Inmobiliarios (CAMESI), para quien los hombres de negocios "debemos tener una vocación incondicional para participar de un diálogo nacional para mejorar la situación del país".
De todos modos, advierte que dicha incondicionalidad lo es sin perjuicio de exigir la más amplia participación social posible y transparencia absoluta en la información que vaya a servir de soporte al diálogo.
El "fantasma" de CFK sigue generando incertidumbre entre los principales hombres de negocios de la ArgentinaEn el mismo sentido, Marcelo Figueiras, titular de Laboratorios Richmond, se muestra optimista con el futuro del país, tal como lo evidenció durante su participación del 57 Coloquio de IDEA, de octubre pasado.
En ese momento, el empresario ya le había asegurado a iProfesional que los problemas que tiene el país de inflación; desajustes económicos y falta de inversiones consolidadas "se deben atacar reduciendo el gasto, el cuidado de los superávits gemelos, y aportando ideas para salir".
Para Miguel Arrigoni, titular de First Corporate, la convocatoria presidencial llega dos años tarde y para que sea eficaz asegura que debe escuchar "lo que dicen los empresarios, con un marco de diálogo abierto, encuentros más asiduos y en donde no se sigan discutiendo temas que en el mundo ya están resueltos como la inflación".
Según el financista, el Gobierno debe dejar de lado "sus incoherencias" y no seguir escuchando "a los Grabois o los Kirchner, que representan idelogías viejas que llevan agua para sus propios molinos y generan más pobreza".
Entiende que no hay más plafón para seguir tomando medidas para "salir del mapa", sino que se deben acordar estrategias para incluir al país en el consenso global antes de que llegue al borde del abismo.
"El Presidente debe escuchar lo que tienen para decir los que producen y tomar un rumbo que permita generar una economía estable y moderna para que haya menos pobres y no más", agrega.
Pero la realidad es que tanto Arrigoni como la mayoría de los empresarios no creen que el cambio de rumbo que podría tomar el Gobierno pos elecciones admita los reclamos del sector corporativo o del propio FMI que, en privado, pide achicar la brecha cambiaria subiendo el piso del dólar oficial, lo cual generaría más inflación, entre otras consecuencias negativas.
"El problema no son esos efectos sino que la Argentina es como un enfermo de gangrena que a medida que pasa el tiempo y no se cura, se complica más y entonces no queda claro hasta dónde cortar y cuál es el costo de ese corte para evitar que la dolencia siga creciendo", ejemplifica de manera drástica otro empresario automotriz.
Algo similar al planteo hecho desde otra compañía alimenticia donde sus ejecutivos aseguran que el triunfo de la oposición refleja el hartazgo y cansancio de la sociedad por la falta de soluciones a problemas como la inseguridad, la pobreza y la inflación.
Pero igualmente admiten estar dispuestos a participar del llamado al diálogo hecho por Alberto Fernández, tal como ya se lo anticiparon al Jefe de Estado quienes participaron de una cena en Olivos el martes 9 de noviembre pasado, cuando admitieron compartir el diagnóstico sobre la crisis, la falta de dólares, de acceso el crédito, ausencia de inversiones genuinas y, sobre todo, de una hoja de ruta que permita vislumbrar la llegada de una economía más tranquila y previsible.
Esa noche de cuatro horas de charla de la que también participó el ministro de Economía, Martín Guzmán, el propio Fernández aseguró que el menú de medidas que se vienen tiene en carpeta el acuerdo con el FMI; no prevé una devaluación; contiene un acuerdo con empresarios y sindicalistas que será enviado al Congreso; pone en marcha un sendero de convergencia fiscal y la eliminación de subsidios innecesarios, entre otros aspectos.
Una agenda similar a la que impulsa el establishment, de una economía que, en los próximo dos años que le quedan de mandato al Frente de Todos, evite profundizar la pobreza, la recesión y desinversión y que, por el contrario, permita desarrollar políticas eficaces para corregir los desequilibrios económicos y sociales.