El valor de las empresas en la Argentina, en el nivel más bajo de la década
10-11-2020
En una resolución exprés, pero meditada con mucha anticipación, el fabricante de celulares Brightstar entregó todos sus activos en la Argentina (2 plantas en Tierra del Fuego, 526 empleados y líneas de crédito) por apenas US$1. Un precio muy alejado de los US$25 millones que aspiraba a conseguir la casa matriz de Brightstar, en EE.UU., a comienzos de año. Finalmente Mirgor, un grupo fueguino, aceptó el traspaso de los bienes y se hizo cargo de la operación.
“Es algo usual entregar una empresa por nada, pero hay pocos compradores”, aclara Fernando Terre, socio de la consultora First Capital. Lo que resulta lógico “porque es difícil construir un plan de negocios a mediano plazo en un contexto económico como el actual”, completa Patricio Rotman, de Finanzas y Gestión, estudio especializado en fusiones.
Mirando la cotización de las acciones bursátiles, “las empresas en la Argentina, hoy, tienen precios de remate”, subraya Nery Persichini, de GMA Capital. “El Indice Merval (que replica una cartera de los papeles más representativos del mercado) está cerca de los US$300 en función del CCL. Este valor fue alcanzado o superado solo durante la crisis del 95 (Tequila) o de 2008 (Lehman Brothers)”, dijo.
No obstante, Persichini sostiene que los precios podrían bajar aún más: “El mercado no confía en que sean una ganga. Las empresas pueden seguir abaratándose y a un ritmo acelerado”, señaló el entendido.
El valor de las acciones es un dato válido, pero parcial. Por un lado, porque hoy solo hay 89 empresas cotizantes, y que no son representativas de todos los sectores. Por otro, los precios reflejan las expectativas de los inversores, lo cual no deja de ser una interpretación. “El mercado se puede equivocar, tal como ocurrió con la euforia antes de las PASO de 2019”, remarcó un analista de larga trayectoria. Igual, aclaró que el espejo bursátil es un indicador válido y que los “precios actuales se corresponden con un escenario catastrófico”.
Según su cotización en la bolsa porteña, las empresas argentinas tienen una valuación total de US$17.500 millones, “el índice más bajo desde 2002”, añadió el experto. Como contrapartida, en enero de 2018 habían trepado hasta los US$119.000 millones, un récord, indica una estadística del IAMC (Instituto Argentino del Mercado de Capitales). Los datos cruzan la totalidad de las acciones en pesos, convertidos al tipo de cambio del momento. El Indice Merval es un universo más chico, pero los resultados son similares.
El director de Research for Traders, Gustavo Neffa, considera que los valores bursátiles de las empresas en la Argentina son lógicos. “Los precios están bajos, pero no son regalados”, dijo. El experto argumenta que “el país atraviesa la peor recesión de la historia, con un panorama muy desafiante para los próximos 12 meses, con alta inflación y tipo de cambio atrasado”. Por todo eso, concluye que el “mercado está anticipando ese escenario”.
La lógica de la Bolsa tiene correlatos en el mercado real. Ya son más de 30 multinacionales de diversos rubros que cerraron o manifestaron su intención de hacerlo, según datos de First Capital. En ese lote hay aerolíneas (Latam, Norwegian, Qatar, Air New Zealand y Emirates), autopartistas (Axalta, Basf, PPG, Saint Gobain Sekurit), textiles (Nike), farmacéuticas (Hepatalgina, Gerresheimer, Pierre Fabre) y empresas de retail, como Falabella.
Todo por un dólarEl de Brightstar es uno de los casos más recientes, y también es ilustrativo del alto costo que implica abandonar la Argentina. Radicada en Tierra del Fuego, Brightstar fabricaba celulares para Samsung y LG. Con el plazo límite dispuesto por su casa matriz a punto de vencer, la firma traspasó a Mirgor todos sus activos por nada y además desembolsó US$4,5 millones para indemnizar a 17 altos directivos. El de Walmart es otro ejemplo.
Este viernes, la compañía norteamericana comunicó la venta de su filial argentina a Francisco de Narváez. El ex dueño de Casa Tía pasará a controlar sus 92 sucursales (68 edificios propios) con más de 9.000 empleados. Aunque no trascendió el monto de la venta, la empresa reveló que a raíz de eso “registraremos una pérdida no monetaria de aproximadamente US$1.000 millones”, principalmente “por pérdidas acumuladas por conversión de moneda extranjera”. Básicamente, por la devaluación.
El dato saliente es que había varios interesados en la compra de Walmart: Alfredo Coto, Inverlat y un consorcio liderado por el empresario logístico Oscar Andreani y el fondo Carval. Con Falabella no ocurre lo mismo. De capitales chilenos, la empresa cuenta con diez tiendas con esa marca y otras 9 de Sodimac. Además, tiene cerca de 300.000 clientes de su tarjeta de crédito CMR. “Hay varios interesados por Sodimac, pero ninguno por Falabella”, confió un inversionista de larga trayectoria.
También están avanzadas las negociaciones para colocar CMR, su unidad financiera. El más posible comprador es “un banco argentino”, cuyo nombre no trascendió. Las tiendas de Falabella, en cambio, están basadas en un modelo de negocios muy complicado por la caída del consumo, las restricciones para importar y la reconversión digital que atraviesa el comercio minorista.
El escenario actual (crisis, devaluación y trabas a las importaciones) agrava todo. “Las empresas, hoy, están regaladas. En 2017 y 2018, había transacciones (de compra-venta) que superaban los US$100 millones. Hoy eso no se ve”, subraya Fernando Zoppi, socio de MHR, un estudio de abogados especializado en adquisiciones y fusiones. En el mercado sostienen que están desbordados por los mandatos de venta.
La otra gran dificultad es evaluar el precio de las compañías. “Hoy resulta imposible saber con precisión cuánto gana o pierde una empresa. Como las operaciones se concretan en dólares, cuando el tipo de cambio se mueve se traban todas”, dice Terre. El especialista añade que ocurre algo parecido al sector inmobiliario. “Hay una dispersión de valores monstruosa, con pocas operaciones y donde los compradores escasean. La razón es que el que tiene un dólar, lo hace valer”, concluye.
Rotman asegura que, con respecto a 2016 y 2018, en la actualidad “se concreta un tercio de las operaciones”. En lo que respecta al mercado, dice que lo que prevalece son “compañías internacionales considerando la posibilidad de achicar su exposición en la Argentina”. Y que a pesar de todo, los únicos posibles interesados son “inversores argentinos que están dispuestos a tomar el control de esas operaciones”.