Dólar, autos y créditos, en medio de un ajuste severo
08-05-2019
El dólar mayorista cerró el martes en $45,33 subiendo un 1,35% en el día y 2,7% en la primera semana de vigencia del nuevo esquema cambiario.
El Banco Central, que ahora tiene la posibilidad de intervenir, no intervino y permitió que la devaluación del peso se corresponda con la de otras monedas de la región al calor del aumento de tensión en el comercio mundial por la amenaza de EE.UU. de subir los aranceles a las importaciones de productos chinos.
Esa amenaza, que podría concretarse el viernes llevando a 25% los aranceles para las importaciones de China se tradujo en un fortalecimiento del dólar y en la depreciación de la mayoría del resto de las monedas.
¿En la Argentina la suba de la divisa fue por otro carril? Si lo hubiese sido igual, el Central dejó correr la tendencia y no le puso "el pecho" al mercado a pesar de tener los instrumentos para hacerlo.
Es claro que el tándem Guido Sandleris- Gustavo Cañonero, titular y vice del BCRA, está "tanteando" al mercado sin intervenir para ver hasta que nivel de suba del dólar le resulta tolerable.
Los primeros pasos dejan en claro que el Central no pretende atrasar el dólar en una economía que se viene moviendo a un ritmo de inflación del 4% mensual. Si esa es la inflación, el dólar no se puede quedar quieto.
Después del "muy mal" dato de la inflación de marzo ( 4,7%), los analistas privados prevén un 4,1% para abril aunque las estimaciones en off del Gobierno dicen que podría rondar 3,7%.
Con la inflación bajo presión no cabe esperar un dólar quieto aunque algunos operadores lo anhelen por las jugosas ganancias que implicaría un dólar congelado con tasas de Letras de liquidez del orden del 73% anual.
Con un dólar moviéndose, y más aún en tiempos preelectorales en la Argentina dolarizada, cobra relevancia la capacidad del Banco Central para intervenir en el mercado. En otros términos, la pregunta clave es si las reservas le alcanzarán para abastecer el mercado.
Un informe de la consultora Econviews de Miguel Kiguel separa las reservas brutas, del orden de US$ 71.000 millones de las netas, que alcanzarían a US$ 35.300 millones y concluye que el monto de divisas que le queda al Central para intervenir en el mercado es de US$ 23.300 millones.
La pregunta que sigue es si ese monto será suficiente para abastecer la demanda desde ahora hasta las elecciones de octubre.
Y Kiguel cree que si no llegase al alcanzar al Gobierno le quedarían"dos balas de plata": que el FMI flexibilice la venta de dólares del Tesoro y "sumarla al cajón de recursos disponibles para la intervención discrecional". Y la segunda, la utilización transitoria de los fondos del swap del Banco Central de China. ¿Sería suficiente?
Fuera del Gobierno y a modo de opinión, son varios los economistas que hacen las cuentas y que especulan con que el presidente Mauricio Macri le pida a Donald Trump un reaseguro de US$ 15.000 millones para ganar tranquilidad. ¿Son fantasías? Cuanto menos especulaciones sin evidencia alguna.
El gobierno de EE.UU. ha dado muestras claras del apoyo a Macri pero todo dentro del marco de los acuerdos con el FMI y el organismo, lo reconocen propios y ajenos, ya dejó en claro que acepta algún nivel de flexibilidad.
En otro plano de los ajustes el dato sobre la caída de de producción industrial en marzo (-13,4% interanual) siguen mostrando que, como dijo el vicepresidente de la Unión Industrial, Guillermo Moretti, "la caída aún no tocó piso".
Y en ese marco la baja de 33,6% en la producción de autos es un reflejo de de la pinza generada por la suba del dólar (entre el 60 y el 70 por ciento de los componentes de los autos argentinos es importado) y el fuerte achicamiento del crédito.
Esos ajustes vuelven a dejar en claro que la principal política antinflacionaria es la estabilización cambiaria que en los últimos días pareció ganar algunos grados de certidumbre de la mano de las jugosas tasas de interés en pesos y el poder de intervención de un Banco Central que, hasta la semana pasada, estaba convencido de que debería intervenir pero tenía las manos atadas.La estampida de las tasas, la inflación y el temor al endeudamiento desembocaron en una fuerte caída de los préstamos.
Un informe reciente de Guillermo Barbero de First Capital Group sostiene que, por ejemplo, los créditos personales caen 40% por debajo de la inflación, que "la financiación con tarjetas de crédito (escasa en oferta de cuotas sin interés) no alcanza a compensar la caída del poder adquisitivo del peso" y que los préstamos comerciales se redujeron 16,4% "presentando la caída más profunda entre todas las líneas de crédito analizadas".
El Gobierno aprieta las clavijas del ajuste en materia fiscal, por ejemplo, subiendo tasas para importar y en materia monetario con un fuerte torniquete para el crédito de la mano de tasas altas para las Leliq.
Ahora se las desataron y el interrogante fundamental es si le alcanzarán los dólares que tiene atesorados en los subsuelos de Reconquista 266.
Por Daniel Fernandez Canedo
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