Argentina: la corrida cambiaria quebró expectativas
05-06-2018
La llegada de Mauricio Macri a la presidencia en diciembre de 2015 abrió altas expectativas sobre una aceleración de las fusiones y adquisiciones en Argentina. Una visión más pro-mercado que la de su antecesora Cristina Kirchner allanaba el camino para un
La llegada de Mauricio Macri a la presidencia en diciembre de 2015 abrió altas expectativas sobre una aceleración de las fusiones y adquisiciones en Argentina. Una visión más pro-mercado que la de su antecesora Cristina Kirchner allanaba el camino para una recuperación de la actividad. Sin embargo, si bien es evidente un quiebre de la tendencia, las proyecciones más optimistas no se cumplieron.“Empezaron a aparecer jugadores que estaban fuera del radar y los potenciales inversores dejaron de cortar el teléfono cuando se les nombraba Argentina”, dice Eduardo De Bonis, socio de First Corporate Finance Advisors en Buenos Aires. “A las compañías que son compradoras habituales en los mercados por sus pautas de crecimiento y que ya estaban en Argentina les abrieron la cartera, y además empezaron a aparecer firmas internacionales de private equity. Pero lo que pasó efectivamente fue mucho menor a las expectativas que se tenían”.
Con 31 operaciones que movilizaron unos US$2.900 millones, la actividad en Argentina creció en 2017 en forma moderada frente al año anterior, de acuerdo con un informe de First Corporate, con expectativas de que el crecimiento se sostenga este año.
Las M&A pierden ritmo en Latinoamérica ante incertidumbre política. De hecho, en el primer cuatrimestre se concretaron 74 transacciones, un aumento
interanual del 6%, según TTR. Pero esa dinámica se frenó a partir de fines de abril, cuando se inició un proceso de inestabilidad cambiaria que derivó en una depreciación de más del 20% del valor del peso en apenas tres semanas.
“Ahora, hay que barajar y dar de nuevo”, dice De Bonis. “En términos de dólar, las valuaciones de las compañías argentinas van a bajar y también habrá una pequeña reducción adicional por el aumento del riesgo país; a eso se suma que algunos sectores que dependían mucho de la paridad cambiaria recuperarán competitividad y pasarán a ser más apetecibles, con lo que es probable que de esta crisis pueda surgir una oportunidad”.
No obstante, junto a esos factores que podrían impulsar las transacciones también asoman nuevos obstáculos que podrían frenarlas. Las elevadas expectativas que se tenían hasta antes de la crisis cambiaria en torno a la reelección de Macri en las elecciones de 2019 se redujeron de manera significativa, lo que podría postergar operaciones a la espera de que se despejen las incertidumbres sobre el rumbo político y económico de Argentina.
En medio de esas incógnitas, el sector energético es el que seguirá concentrando la mayor atención. Según Deloitte, energía y recursos naturales se llevaron un tercio de los acuerdos concretados en Argentina durante el año pasado. La actualización de las tarifas de electricidad y de gas, luego de más de una década de congelamiento, y las subastas del Programa RenovAR, que busca aumentar las fuentes de energía renovable en el país, han impulsado las inversiones en el sector.
Además de la industria energética, la atención estará puesta en el sector financiero y el de agricultura. “Argentina sigue ofreciendo un mercado interesante en todo lo que tiene que ver con el agro y su cadena de valor, y en el mercado financiero puede haber una consolidación a nivel de entidades financieras no bancarias vinculadas al crédito de consumo, un negocio floreciente que, más allá de los avatares de la economía, siempre resulta rentable”, dice De Bonis.
Fuente: Business News America
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