Los empresarios reclaman al Gobierno un plan para atraer inversiones y recuperar al país de la crisis
06-08-2020
El acuerdo final alcanzado entre el Gobierno y la mayoría de los acreedores externos para reperfilar la deuda soberana, trajo algo de tranquilidad al mundo empresario local, duramente castigado por las medidas sanitarias para combatir la pandemia del Covid-19 que han generado una fuerte crisis económica y financiera en el país.
Sin mostrar ni exitismo ni optimismo exagerados, los hombres de negocios consideran que se trata de la primera señal para atraer inversiones ya que, hasta ahora, no se habían registrado signos favorables al ingreso de capitales a la economía del país.
Agregan que la reestructuración de la deuda le va a permitir al Gobierno concentrar el esfuerzo en los lineamientos de un plan económico que permita sacar al país de la crisis actual, y a las empresas seguir accediendo al financiamiento internacional.
Estiman también que el arreglo es una condición necesaria, aunque no suficiente para comenzar una etapa de crecimiento en la que el país pueda pensar en índices de recuperación de la economía aunque sea con índices del 2% o 3% anual.
Por eso, advierten que la tarea es larga y no se limita solamente a este acuerdo con cierto sector de los acreedores externos, teniendo en cuenta que el empobrecimiento de la Argentina en los últimos 10 años alcanza al 40% del PBI medido en dólares y que la economía actual es mucho más pequeña.
Ya con la anterior oferta realizada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, a los bonistas el establishment local ya se había pronunciado a favor de un "deal" amistoso pero había advertido sobre la necesidad de encarar un plan integral de recuperación del país.
Lo hicieron a partir de un comunicado del G6, que agrupa a poderosas cámara industriales, empresarias, del agro y de los bancos y en el cual defendieron la propuesta por entender que compatibiliza las posibilidades de crecimiento del país con el cumplimiento de las obligaciones contraídas y despeja las incertidumbres del horizonte financiero.
Ahora, agregan que el acuerdo será clave para el desarrollo integral de Argentina y construye una alternativa que mejora la situación objetiva de la economía local al ofrecer un horizonte de pago de sus obligaciones con los acreedores del exterior.
Otro de los que ya había mostrado su optimismo por la estrategia del Gobierno es Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien ya había anticipado la concreción del acuerdo.
El industrial cordobés y también titular de Aceitera General Deheza (AGD), asegura que la resolución de este problema permitirá comenzar a diagramar un proceso de inversión productiva que encamine a la Argentina hacia su reactivación económica.
"Luego de este acuerdo, debe darse una etapa de inversiones agresivas como las que hace muchos años no tiene el país", señaló Acevedo.
Del mismo modo, José Urtubuey, uno de los dueños de Celulosa Argentina y miembro del Comité Ejecutivo de la UIA, calificó de "positivo" al acuerdo para despejar el tema de la deuda externa y encaminar el deal con el FMI y el resto de los organismos financieros internacionales.
También consideró que "permite pensar no sólo en el corto plazo, sino también en el mediano y largo para que tanto el sector público como el privado puedan obtener financiamiento razonable".
En el caso de las empresas, para Urtubey es fundamental ya que será gravitante para que las empresas puedan acceder a los mercados internacionales, más si se tiene en cuenta que dos terceras partes de la matriz productiva depende de los insumos externos.
"Ha sido importante que los empresarios acompañamos al Gobierno en las propuestas a los acreedores porque fueron razonables y van en línea con la sustentabilidad y con la necesidad de empezar a pensar en la recuperación y en enfrentar la salida para seguir creciendo como país", argumentó Urtubey.
En tanto, Ignacio Noel, dueño de la alimenticia Morixe, también usó la palabra "positivo" para calificar el acuerdo y para posibilitar "que se abran líneas de financiación para inversiones, como las de las agencias de seguro de crédito a la exportación para proveedores de maquinaria".
En el mismo sector de la alimentación, Martín Cabrales, a partir de ahora es fundamental que el Gobierno se enfoque en el lanzamiento de un plan económico que tenga como base y como sustento la productividad y el entramado federal industrial.
"El acuerdo permitirá una mayor posibilidad de financiación tanto para el sector privado como para el Estado y en poder pensar en el plan post-pandemia", sostuvo el vicepresidente de la empresa fabricante de café que lleva su apellido.
Desde el sector energético también se manifestó el respaldo al Gobierno por el acuerdo por entender que significará mucho menos stress financiero para la Argentina.
"Se postergan los vencimientos de corto plazo y se disminuyen los intereses a futuro", señalan voceros de una de las empresas de transporte de energía en la cual agregan que, al tener la nueva deuda performing, le permite al Gobierno volver a endeudarse, si es que le prestan.
"Ahora, habrá que encarar reformas de fondo como las de gasto público, leyes laborales y previsionales", refiere José Montaldo, analista del sector de la electricidad.
De igual modo, Gustavo Castagnino, gerente de Asuntos Públicos de Genneia, vuelve sobre el acceso de las empresas a los mercados financieros globales. "Es muy importante que el Gobierno llegue a un acuerdo con los acreedores para permitir que las empresas privadas puedan seguir obteniendo financiamiento en el exterior. Además, es clave para poder asegurar el pago de las deudas ya contraídas", destaca el ejecutivo.
En el plano financiero, la mirada es similar. Por lo menos para Miguel Arrigoni, titular de la consultora First Capital, calificó al acuerdo como "obvio" teniendo en cuenta que las posiciones eran "muy cercanas".
"Si bien es lo mejor que le puede pasar al país, al Gobierno le queda un largo y duro camino para cerrar con los bonholders y el FMI y también para recuperar la economía de todos los problemas internos que sufrimos", detalla el analista financiero.
En este sentido, pide que se encare un plan fuerte, robusto, creíble "que nos devuelva la estabilidad y el progreso y que tome en cuenta que nuestra moneda hoy es el dólar y no el peso porque cualquier plan debe basarse en esa premisa primero para luego poder recuperar el valor de nuestra propia moneda".
A esto le suma el reclamo para que se encaren otras reformas domésticas postergadas como el blanqueo de capitales, cambios en el sistema tributario y abandonar proyectos que asustan a los inversores como justamente el llamado impuesto a la riqueza.
De manera coincidente, Damián Pozzoli, uno de los socios del fondo Inverlat, asegura que el acuerdo es la primera señal en favor de las inversiones y que el impacto mayor será para las empresas "que a partir de ahora serán las primeras en volver a los mercados".
Advierte el ejecutivo que sin arreglo con los acreedores externos, corrían riesgo muchas inversiones y planes de expansión definidos para los próximos años y que necesitan de asistencia financiera internacional.
De todos modos, Pozzoli señala que al Gobierno todavía le queda la tarea de ampliar el acuerdo con el FMI, su principal acreedor. Y en este sentido, anticipa que podrían generarse problemas ya que el organismo internacional le pedirá al Gobierno una serie de ajustes dentro de un programa poco flexible en el cual a las autoridades no les será fácil moverse.
"Le va a costar mucho acordar un plan y vendérselo al ala dura del peronismo y que reclame, por ejemplo, una reducción del déficit o una reforma laboral", agrega el socio del fondo que, entre otras, tiene a su cargo la cadena de cafeterías y fabricante de alfajores Havanna.
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